Turismo y paz

oriente antioqueño

El turismo es, en esencia, un acto social. Por contra, el conflicto se encuentra a las antípodas de la socialización por definición. Dos conceptos aparentemente antagónicos. ¿Puede el turismo conribuir a la paz? Quizás crean que no, pero de hecho el turismo puede tener un efecto balsámico en las irritadas relaciones internacionales, gracias a su efecto socializante y a la capacidad de generación de actividad económica. Tras este simple argumento, subyace la idea del turismo para la paz.
Existen distintas fórmulas mágicas por medio de las que el turismo contribuye al fomento de la paz en conflictos.

  • El turismo promueve la paz y la paz promueve el turismo. El turismo de los habitantes de dos regiones en conflicto, contribuye al conocimiento de la cultura y sociedad prójima por medio de la actividad turística, y ello ayuda a limar las diferencias. La iniciativa tourism4peace se originó a partir del liderazgo de la Associación de Hoteles de Israel, y además cuenta con el apoyo de Egipto, Palestina y Jordania. Por medio del diálogo, se pretende facilitar el traspaso de las fronteras para los turistas. El turismo puede servir como ejemplo para conseguir el reto de la paz total en la región. De forma similar, el proyecto Turismo para la paz es una iniciativa de carácter regional que busca desarrollar procesos alternativos para la generación de ingresos en el Oriente Antioqueño (Colombia), valorando y rescatando los atractivos naturales, culturales e históricos de los municipios y sobre todo en beneficio de las comunidades menos favorecidas.
  • El turismo como altavoz de conflictos. Los viajes a territorios en conflicto a menudo permiten poner un foco de luz que comunique el conflicto al exterior, llegando a conferirle una repercusión internacional. En ocasiones el hecho de comunicar el conflicto contribuye activamente a su resolución, por ejemplo por medio de la intervención de un tercero, impulsado por la presión política social internacional.
  • La investigación académica. El International Centre for Peace Through Tourism Research es una institución de los Paises Bajos, fundada por el marroquí Omar Moufakkir. El Centro actúa como observador internacional (fijándose en casos como el de Irán), así como diseminador internacional de informaciones científicas sobre las sinergias derivadas de la comunión entre turismo y paz.

Turismo y paz, ¿esperanza real o argumento exclusivamente teórico?

La paradoja de Arlès

A principios de los años 90, los nuevos propietarios del café de la Plaza del Forum de Arles llevaron a cabo la transformación de local. No es un café cualquiera. En 1888, Van Gogh lo inmortalizó en una de sus obras más conocidas: es una noche cerrada y la luz amarilla que sobresale del café ilumina la calle, que contrasta con un cielo muy estrellado. Los propietarios del local han tenido la ocurrencia (discutible) de pintar la fachada de un amarillo intenso, con el fin de evocar la obra de Van Gogh. De esta forma, los turistas que pasean por Arles pueden capturar la réplica casi perfecta del famoso cuadro. El café de Arles es una curiosa paradoja. Inicialmente, el original es el café y el cuadro es la copia, la imagen, de este original; pero la copia ha adquirido tanta fuerza que ha pasado a ser el original, de manera que el café se convierte en la copia del cuadro. Y se deforma para asemejarse lo máximo posible al lienzo de van Gogh.

La paradoja de Arles es una constante en el turismo contemporáneo. Aunque aparentemente los lugares turísticos compiten entre sí, en realidad son las imágenes de los lugares las que se comparan y finalmente se escogen. Por eso, muchos lugares acaban siendo prisioneros de sus propias imágenes. Sin embargo, los esfuerzos por adecuar los espacios a sus imágenes (turísticas o no) encuentran una oposición más fuerte. La ciudad colombiana de Aracataca es con toda seguridad el Macondo de las obras de García Márquez. Es inevitable reseguir el rastro que va dejando el Premio Nobel, entre los personajes, los paisajes o las casas de la ciudad colombiana. Por eso, se ha propuesto un proyecto de tren turístico con destino a Aracataca. El alcalde de la ciudad propuso cambiar el nombre de la ciudad por su alter ego literario, Macondo. Nuevamente, un esfuerzo por adecuar la realidad a su imagen. Pero en este caso, el referéndum fracasó de manera que los turistas seguirán sin encontrar en el mapa el Macondo de Cien años de soledad, La Hojarasca o El Coronel no tiene quien le escriba.