El mirador del Gran Cañón

Hace escasamente un año y medio se inauguro en el Gran Cañón del Colorado un mirador acristalado, elevado a una altura de 1220 metros sobre el río colorado. La estructura tiene forma de herradura en suspensión, adentrándose 20 metros dentro del cañón. Desde allí los turistas tienen unas impresionantes vistas del río y de la vistosa garganta escarpada.

El proyecto surgió como iniciativa de la tribu Hualapai, propietarios de la reserva. Su construcción, sin embargo, no quedó exenta de las críticas de grupos activistas medioambientales e incluso de miembros de la propia tribu, pues consideran que se trata de un atentado cultural, ambiental y una profanación de la tierra sagrada.

Esta estenografía, con todo su atrezzo, recrea una de las muchas herencias (que han perdurado hasta nuestros días) de la imagen turística romántica. Durante el período del romanticismo se creó el símbolo de la contemplación de la montaña: el hombre situado en la cima más alta y dominando el valle y las cotas inferiores, en un escenario similar al que se produce des del mirador acristalado del Gran Cañon. De hecho, desde esta plataforma uno tiene esa extraña sensación de dominar la naturaleza y confrontarse con la grandiosidad del paisaje más que en cualquier otro lugar del cañon.

Por cierto, absténganse aquellos que tienen vértigo.